Se acerca la fecha, y aunque aún no lo sabemos, el momento de la migración no parece muy lejano. Es momento de empezar a pensar en dónde vivir y a hacer números para ver si ese impresionante ático con vistas al retiro, realmente te lo puedes permitir 😉
En el momento de escribir esta entrada, en un conocido portal inmobiliario se muestran 10691 pisos en Madrid capital. Como era de esperar, la oferta puede llegar a ser abrumadora. Hay que filtrar. Quizá el principal criterio sea la distancia al puesto de trabajo en transporte público. En nuestro caso, 30-40 minutos de metro parecen aceptables, lo que nos lleva a la zona norte.
Elegir barrio sin conocerlos, no deja de ser divertido. Puedes volverte loco viendo posts sobre los barrios más seguros o mejores para vivir. Recibiendo recomendaciones de amigos y conocidos sobre qué zonas elegir y qué zonas evitar, todas en función de las filias y fobias de cada uno.
Como no podía ser de otra forma, mi método tiene un punto friki. Una base de datos en la que introduzco los pisos tras valorar las fotografías del anuncio y que los pondera en función de una docena de parámetros. Si el método científico funciona, será el ordenador quien diga qué piso ir a buscar. Veremos que pasa…
Mientras llega el momento de pulsar el botón que lance la elección, me llaman la atención los usos y costumbres de la Villa. Ya que es el inquilino quien debe pagar los honorarios de la inmobiliaria aunque ésta preste un servicio al arrendador. Llama la atención cómo algunas viviendas sólo se alquilan a empresas o autónomos ¿acaso de trata de un bajo sin permiso de vivienda?. Curiosas también son las condiciones de algunos caseros que van de lo razonable a lo exagerado como 6 meses de fianza y avales y seguros varios. Cuando llegue el momento del cara a cara, veremos si son negociables o no.